La victoria es tuya por el amor de Cristo por ti

Written on 10/19/2020
Cynthia Rico

Si has participado en alguna competencia deportiva, tal vez has experimentado obtener la victoria, después de algunas competencias. Ganar a otros competidores que se han preparado tan duro o más que tú, provoca una gran satisfacción. Levantar esa medalla o esa copa, es señal de victoria. Y cuando la levantas, sabes que valió la pena todo lo que hiciste para obtener ese premio. En ocasiones, es tal el esfuerzo realizado, que físicamente no puedes dar un paso más después de pasar la meta. Hemos visto atletas que se desmayan al cruzar la meta, porque dejaron todo en la pista. Su cuerpo llegó al máximo esfuerzo. 

Todo eso es hermoso, corre adrenalina por todo el cuerpo, que lleva al mayor esfuerzo y rendimiento posible y, al disfrute de ese esfuerzo realizado. Pero ¿has pensado, qué se siente, cuando estás preparado para la competencia y antes de correr te entregan la medalla y la copa? ¡Te declararon ganador antes de arrancar! Cuando el apóstol Pablo, dice en la carta a los romanos, en el capítulo 8 que somos más que vencedores, implica que fuimos declarados victoriosos, ganadores, vencedores aún antes de comenzar a competir. Él lo hizo por ti. Te hizo más que vencedor. 

Es hora de preguntarte: ¿lo crees? ¿Crees que Cristo ya te declaró más que vencedor? ¿Crees que nada nos puede separar de su amor? Seguramente en tu mente asientes a estas preguntas. Pero en algún momento cuando falleció una persona amada, preguntaste, ¿por qué Dios? ¿Por qué me pasa esto a mí? O cuando vino una crisis, le preguntaste, ¿dónde estás en medio de esta situación? Pensaste que ya no se interesaba en ti, que ya no te amaba. Pero en realidad, en medio de todas las situaciones imaginables, Cristo te ama porque es la expresión del amor de Dios para ti. 

Tanto amor hay en Cristo para ti, que se entregó como sacrificio perfecto en tu lugar y te hizo más que vencedor. Él estableció que ninguna cosa creada podría separarte del amor de Dios en Cristo Jesús. Entonces, ¿por qué dudar? Recibe la victoria que ya te fue dada. Agradece y vive la victoria.

Oremos

¡Oh Señor cuánto amor expresado a mi favor en Cristo Jesús! Te alabo por tu amor pleno y vivo. Gracias por hacerme más que vencedor, por haberme dado la victoria, por asegurarme que nada puede separarnos de tu amor. Hoy lo creo, hoy lo disfruto y lo agradezco con todo mi ser. En Cristo Jesús, amén.  

 

“Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.”

Romanos 8:37-39